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Mostrando entradas de 2015

Todo pasa, esto también

¿Cuántas veces hemos escuchado eso de que "nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido"? Todo lo que tienes ahora lo vas a perder, ante el miedo te aseguras de que los bienes se queden ahí por siempre y mientras se te escurren entre los dedos los días, las relaciones, el frío, el calor, el descanso, la actividad, las comidas familiares, las comidas en soledad. La vida se escapa, las experiencias, la gente a tu lado. Hoy te cansas de verle la cara a alguien simplemente por que ya la has visto demasiadas veces, y mañana ya no está. Hoy te aferras a tus posesiones y mañana en la soledad ya todas ellas carecen de sentido porque, el sentido se lo da la posibilidad de compartir la experiencia de ellas con alguien más. ¿De qué sirve la botella de vino escondida en espera de un momento digno si ese momento nunca llega o ya se fue porque cuando llegó era muy poco para ti? ¿De qué sirve esa ropa linda si no hay quien reciba la sonrisa de lo bien que te sientes con ella? El so

Pausa, necesito decir algo

Una vez estuve en un chatroom. Ya no. Pero una vez estuve ahí porque en él estaban amigos que conocí hace mucho tiempo. Una vez estuve entre amigos con los que compartía algo en común. Ya no. ¿Ya no son mis amigos? ¿En algún momento lo fueron? ¿La amistad es algo pasajero? Creo que sí, que como todo en la vida, la amistad también pasa. Una vez estuve en un chatroom porque parecía buena idea dar los buenos días y las buenas noches a aquellos amigos que tuve hace mucho tiempo. De los saludos pasamos a compartir sucesos importantes, casi todos enfermedades o logros. Luego ya sólo fue un lugar para cadenas de oración, adoctrinamientos de lo que es Dios o cómo debiera uno dirigirse a él y bendiciones de rutina... algo así como lo que podría llamarse "usar el nombre de Dios en vano". Estar en ese chatroom me permitió ver lo que nada tenía que ver conmigo. Una vez estuve en un chatroom y sólo leía y leía y me abstenía de escribir porque intentaba respetar el modo de pensar de

Puedo resistir un convivio

Hoy me invitaron a un convivio post-congreso filosófico. Me armé de valor —porque necesito de mucho valor para ponerme entre extraños con los que no sé de qué puedo hablar, a no ser que sigue con el tema del congreso—, también me armé de una botella de vino tinto y de una precarga de música italiana. Llegué tarde, supongo que estuvo mejor así. En lo que ellos hablaban yo comía y sonreía a ese hablar de nada —también los filósofos tienen ese tipo de pláticas— y no que yo tuviera de que hablar, así al vuelo, pero si me preguntan algo, puedo decir todo lo que sucede en mí. De suerte, los anfitriones eran una cosa de lo más deliciosa, genuina y amable. Cantamos, bueno, cantaron. La lluvia marcó una pausa y toda lamdinámica cambió. En un rescindido grupal acabé en un cuarteto que disfrutó —quiero creer— de mis profundidades con las que no se puede mas que compartir las profundidades propias. Aquí siempre falla la cosa, el silencio adviene. Pero una niña entra a la sala y empieza a t

Overloaded

Voy llegando a casa luego de un día de conferencias, el cuarto ya, en torno al pensar la ontología y la historia en un marco filosófico. Tengo mucho en la cabeza pero está en un entre: entre el pensamiento filosófico sin ser propiamente el lenguaje de los doctos de las conferencias y entre el pensamiento cotidiano sin ser el pensamiento de todos los días. De modo que lo que tengo que decir no sé a quién le pueda importar, pero sigo escribiendo esperando que algún otro "entre" se encuentre por ahí y algo de esto le haga sentido. Como cualquier asistente a cualquier tipo de congreso, hay cosas que me hacen mucho sentido, cosas que me emocionan, cosas que no entiendo, cosas que no me importan y cosas que no sé que hacer con ellas. A mí la ontología emparentada con la estética me hace corto circuito, en toda mi descomunal ignorancia no sé por qué alguien se detiene a pensar en un disque arte porque según genera aperturidad, porque según esto el arte no necesita de explica

Y uno espera comentarios inteligentes

Me desperté la mañana del sábado queriendo ya escribir sobre el libro francés que recién había leído. Aunque hablaba de inmigrantes con visa vencida y buscando cómo quedarse en París, me gustó. Digo me gustó porque en mis clases de francés hemos tocado temas sobre los inmigrantes y lo he odiado (el tema). En fin, que con computadora encendida y post enviado lo siguiente que veo son condolencias a Francia. Así me enteré. Que maten gente que bien podrías ser tú, da mucha rabia y en verdad despierta esas ganas de que acaben con los culpables. Creo que es la reacción inmediata más común y creo que de ahí se fundamentan muchas decisiones que debieran ser pensadas y que, si tales acciones de reacción ya han sido pensadas, me causan mucha más repulsión interior.  En realidad no podría decir cuál es la mejor decisión, pero con historiografía en mano podemos deducir que responder un golpe con otro golpe deja por medio mucho rencor que se traduce en futuros golpes. ¿Cuántos años tenemo

Dos fragmentos de Hölderlin

Me encuentro escuchando melodías anteriores a mi tiempo, leyendo filosofía creada antes de mi tiempo intercaladas con poemas que no pueden ser sino de este y de todos los tiempos. El pasado que sueltas atrás, viene contigo no para actualizarse para dar apoyo al presente ya decidido. El pasado que no dejas es un pasado que arrastras a la fuerza al presente queriendo actualizarlo, removiendo el suelo donde ten encuentras ahora. Pienso. La melodía que no es de mi tiempo me habla de un comienzo anterior a éste que se fundó para Flor. Ese comienzo anterior al que le puedo ir poniendo fechas no es sino alfiletear el inicio gestado antes de mi comienzo. No es necesario saber cuando, sino presentir que así fue y escuchar la melodía que resuena en el abismo de mi ser. La melodía de otro tiempo resuena en este y me conmueve, ¿por qué me interpela? ¿De dónde la familiaridad? ¿Una reconstrucción tras un aviso, un apuntar? ¿Es que todos los comienzos se trastocan? Recuerdos de imágene

No hay regresar

No se puede ser romántico en el presente, siempre está la mirada en el pasado y quizá a veces se logre ser romántico mirando hacia el futuro. Pero se puede ser amoroso en el presente, vaya si se puede. La creación no parte de cero pero sí de la nada. La creación se hace de la memoria y se proyecta no sabe si lejos o cerca, pero se proyecta. La creación es en la nada y la nada fue siempre, es siempre y siempre será. La creación es devenir sin propósito, es simple devenir oscuro que ilumina cuando la luz te ciega.  La creación no regresa, no tiene a dónde volver y, a decir verdad, ninguna vez se ha ido; no hay no regresar. Entonces, ¿de dónde la nostalgia, el revuelo interior que despierta tras una conocida tonada?

¿Qué escribir?

Ha pasado un largo tiempo sin escribir por acá. Quizá porque últimamente sólo tengo opiniones en torno a la política de México y esas opiniones no me hacen sentir bien. Odio hablar de política, no de la política como "debiera ser" o teórica, esto es, de aquello que nos reúne con un propósito común como entidad social. La política que odio es la que se practica alrededor del mundo, esa que muestra la peor cara del ser humano, esa que mueve al ser humano para ver sólo para sí, egoísta, acumuladora de poder, manipuladora, mentirosa.  Todo el trabajo bien intencionado de los mexicanos que quieren "sacar adelante" a su país son tirados a la basura por los políticos "elegidos" por el pueblo hambreado en todos los sentidos.  No estoy a favor de la violencia, de las marchas, de buscar al "menos peor". Los movimientos generalmente se apoyan en la masa, creo que es momento de que los privilegiados hagan algo, aunque ello les signifique incomo

Comida

Me gusta la comida, creo que ya lo he dicho varias veces. Decirle comida es simplificar en exceso lo que en realidad me gusta y lo que siento por ello. Comer, para mí, no es llevarse algo a la boca; no es hacerlos, ciertamente, a la hora marcada para ello. Comer no es alimentarme de manera perfecta siguiendo una tabla de porcentajes. ¿Qué es comer? Ansiar el momento, saborear el vacío de la boca que se abre bajo la contraseña recibida por el olfato. Comer es mirar, sentir, pensar, elegir, valorar, establecer una postura política, seguir un código ético, preguntarse, abrirse, compartir, recordar, agradecer. Comer es un acto de amor a la vida que se la devora, es ciertamente una tensión dialéctica.  Comer es disponerse al placer y dejar salir todo lo que se es en el instante. Comer es recibir el trabajo de muchas manos sin rostro y que unas pocas te ponen ante la mesa. Comer es un acto sacro, místico ante el cual la razón se aparta respetuosa para aprender.  Comer es po

Respuesta sentida a una pregunta pendiente

Hace poco me hicieron una pregunta que, dada toda la revolución interior que me causan ciertas posturas, entre la represión y el nerviosismo de quien se está jugando el destino, medio contesté. La pregunta era ¿qué le contestarías a Carnap respecto a la crítica que hace sobre el "uso inapropiado" de la palabra nada , dado que se refiere a lo no-existente? (Algo así fue formulada, no recuerdo las palabras exactas). Antes que cualquier cosa llegara a mi cabeza —o debería de escribir: antes que pudiera reflexionar sobre la crítica, para que los cuadrados como Carnap no esbocen una media risa sarcástica— lo que llegó a mí fue un ardor de furia al recordar el mísero librito ese de Rudolf Carnap que leí hace años y unas ganas casí incontenibles de decir que tanta literalidad (la de Carnap) no muestra sino una completa falta de entendimiento de lo que ciertas formas de lenguaje intentan expresar más allá de una proposición que a simple vista y vía la lógica (que cualquier

¿Qué hacer como cliente?

Como clientes estamos a merced, literalmente, de las empresas. El poder del cliente, ese que decide dónde poner su dinero —o a qué empresa contratar— no tiene valor para las empresas y cada vez tiene menos valor para el cliente mismo. En general nos sentimos sin alternativa cuando en realidad sí podemos decidir aunque ello implique modificar nuestros hábitos. Yo he tenido malas experiencias con el poder que ejerce una empresa que siente —o le consta— que clientes le sobran. Las empresas sólo quieren captar, lo que suceda después les importa muy poco y erróneamente el cliente piensa que no puede hacer nada al respecto. Quizá no se pueda dañar a la empresa o hacerla pagar por su mal servicio en este país, pero se puede cortar toda relación con ella y hablar de nuestras malas experiencias con amigos, esto es, hacer mercadotecnia a la inversa. Cuando American Express me dijo que no tenía tiempo ni medios para avisarle a un cliente de un cheque rebotado y, no pudiendo arreglar nada por telé

¿Hay algo que meditar al respecto?

Vengo de la pestaña de al lado de mi navegador web. Recién visité mi blog Leo luego escribo  y me causa no sé que de entrada ver cuáles son los libros que he leído que más visitas tienen. Ni caso tiene escribir aquí los nombres porque claramente se ve que las palabras que contienen los títulos hacen referencia a lo que más busca la gente. ¿Qué busca la gente? Pues si descartamos a los ociosos sensacionalistas nos quedamos con búsquedas muy interesantes. Las búsquedas siempre provienen de las necesidades, de las carencias, de lo que más íntimamente nos interesa: espiritualidad, felicidad-relaciones, muerte.

Entre idiomas

Supongo que cada quien tiene sus gustos, tendencias o predilecciones en cuanto a idiomas se refiere. Yo tengo muchos. Mi paso por el aprendizaje de distintos idiomas ya tiene un rato. No diría que se trata de inconstancia o de incapacidad de aprender bien al menos alguno. Mi vida me a puesto delante las oportunidades y me gusta probar.  Canto y suspiro italiano, como y suspiro francés, medito y suspiro alemán, descubro y suspiro griego, sintetizo inglés, me abismo sueco y guardo silencio en español. No se me mal entienda, no domino ninguno, sino más bien son como piedritas que guardo en la bolsa a manera de recuerdos, son pequeñas grietas desde las que se me cuela el mundo y me pone tan triste no poder hablar y entender todo lo que quisiera, pero igual canto, como, medito, descubro, sintetizo, me abismo y guardo silencio. Y dentro de mí, un paisaje de campiña recibe una mesa de mantel blanco con vino, aceitunas, pan, aceite de olivo, queso y mermelada; bajo un fondo

Rememorando

En una breve pausa, a la luz del café, de la voz de Jon Carin al ritmo de Pink Floyd, del suave y aterciopelado sabor de un crème brûlé; una vez distendidos los músculos de los hombros, una vez hecho contacto con el pulsante interior; rememoro. ¿Cuándo fue que perdí el contacto con la fuente de lo que solía escribir? ¿Cuándo llegó la duda de aquello que tenía atmósfera de certeza? Me leo en aquellas palabras de hace dos años y entiendo lo que he dejado de comprender. Hace unas horas ya no sabía nada de lo que sabía hace dos años. ¿He olvidado? No, no es olvido. Es la consecuencia del trabajo de la duda que me ha sacado de mí para irme a buscar no sé a donde. Entre hace dos años y hoy hubo algo. El regreso al pensar calculador, al análisis, a los datos duros, a las palabras de renombre. El abandono de lo sutil por lo concreto. El hacerme de los modos de la ciencia, de los modos de la academia que no han dejado espacio para mis modos, los latentes, los vivos, los de voz propia

Domingo

Me gustan los sonidos del domingo, la tranquilidad de un silencio de calles no escuchado entre semana. Me gusta el sonido de la podadora del vecino y la voz calmada de su esposa planeando la comida. Me gusta que puedo oír mucho más que entre semana, que percibo el aproximarse de un camión que va dando vuelta por la esquina de dos calles más arriba. Me gusta que los perros estén retosando y que no ladren porque nadie de fuera pasa por aquí. La mañana de los domingos es mucho más larga, no hay que ir a ningún lado por fuerza. El café le da pinceladas placenteras. El estómago espera algo diferente para hoy. La mañana de los domingos se extiende más allá del medio día, el pijama se queda por más tiempo conmigo y el cabello se me desparrama por todos lados sin ningún orden en especial. Los domingos tiene el suficiente tiempo para cortar las orillas del pasto, para quitar la hierba que creció mientras nos ocupábamos de la rutina. El domingo nos da la oportunidad de mirarnos

El día anterior

Hoy es un día importante, es el día anterior. Mañana tocaré una puerta que espero me abran, he practicado mucho y hoy me parece que lo mejor es relajarme mientras pasan las horas hasta que sea momento del knoc-knoc. Tengo sueño, no he dormido bien y he ejercitado mis neuronas como si las preparara para un maratón, en cierta forma lo es. Mañana correré un maratón neuronal.  Para relajarme puse una peli que ya había visto pero que lo me acordaba bien de los detalles. Me encanta la peli, tan llena de mis gustos: comida, amor y el arte de escribir.  ¿Qué tienen que ver mis gustos con el maratón de mañana? Lo que busco mañana es entrar a la vía de la intensificación de lo que me gusta y para ello se requiere navegar en la filosofía. Con la filosofía el maratón es mas que eso, es una apuesta a la vida. 

Mi yo chiquito

(Imagen de Diela Maharanie) A mi yo chiquito lo tengo encerradito. Le callo a cada rato y lo trato de pobrecito. Mi yo chiquito sufre de pena cuando se mira pequeñito frente a una imagen de Otro grande grande. Mi yo chiquito hace como que no es chiquito cuando se siente más chiquito. Le aborrezco y luego me espanto cuando me doy cuenta que es mi yo chiquito el que aborrece. Puedo pasar días enteros sin acordarme de que existe. Hago de todo para que crezca y en ese hacer siento que desaparece y quedo sólo yo libre.  Mi yo chiquito se siente prisionero, es experto en justificaciones y en apuntar al Otro. Mi yo chiquito se protege detrás de un signo del zodiaco, de un tipo de personalidad, de un pasado, de una herencia cultural, de un fallido contexto.  Mi yo chiquito me secuestra cuando toma fuerza y me arranca la risa y me frunce el ceño; me amarra el cuerpo, me quita las ganas.  Mi yo chiquito señala hábilmente a los culpables, encuentra el punto negro en el manto b

Eutanasia y procreación

Estoy parada afuera de mi casa, justo donde caen los rayos del sol de la tarde. Hay pinos frente a mí que veo cada día más altos; me pregunto si hay alguna manera de saber si algo en mí ha crecido como esos pinos. Me siento frágil. Hace una hora leí un artículo sobre la eutanasia en un tono un tanto aleccionador, quiero decir que quien lo escribió puso por delante su idea de lo bueno. Supongo que todos tenemos ese defecto. Aunque ya no creo que pueda tener una opinión clara de lo que es "bueno", tampoco puedo quedarme en la indiferencia. La vida afecta, las decisiones que tomamos nos impacta de una forma u otra. Cada quien tiene su propio universo de significados y en ese sentido todos estamos en desacuerdo con todos. A lo mejor por eso nos estamos matando directa o indirectamente los unos a los otros.  Se cuestiona mucho sobre el tomar la vida de otro pero se cuestiona poco sobre darla. La gente se procrea muchas veces sin pensar en las consecuencias. El ser humano

Caminata

Voy caminando por la calle, voy rodeando la cuadra del lado donde pega el sol. Me gusta sentir el calor del sol. La vuelta a la cuadra me toma unos veinte minutos, a veces más pero no mucho. Cuando salgo a dar la vuelta empiezo con un "Ay Dios" como quien da un reset al quehacer anterior e inicia uno nuevo. Dejo el frío y empieza la búsqueda de calor, dejo la lectura y empiezo a mirar los comercios del otro lado de la calle. Pero el "Ay Dios" es un recuerdo contante de los pendientes que no quedarán saldados hoy, esta breve exclamación es una constatación de las dificultades del vivir (dificultades todas puestas sobre la mesa) que ya no pueden tratarse como un trámite administrativo (vivir no puede asumirse como un estar formado en una fila esperando turno para resolver nada).  Voy caminando del lado que pega el sol para sentirme más esperanzada. Voy despacio escuchando a los pajaritos grises y sorteando la suciedad de las banquetas, esa producida por los