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Mostrando entradas de agosto, 2017

La ley de la atracción

Sigamos con la idea del post anterior: el hombre está enfermo. ¿La prueba? Los números de las ventas de El Secreto y de los seguidores de Esther Hicks, además del consumismo ilimitado de los pudientes y también de los no pudientes. La gente no está satisfecha, la gente quiere lo que no tiene y lo quiere ya. Los rituales de abundancia, las técnicas para aplicar la ley de la atracción, las ofertas de fin de temporada… todos buscan al hombre enfermo para quitarle lo que tiene a cambio de una ilusión: la satisfacción obtenida mediante algo que no eres tú. El hombre enfermo busca en lugares lejanos (donde hay luz —léase publicidad, cientificismo, espiritualismo y todos los "ismos"—) lo que se encuentra cerca (donde hay oscuridad —léase en-sí-mismo—) ¿Tiene así este hombre alguna posibilidad de encontrar lo que busca? ¿Es que lo ha perdido o es que más bien lo ignora —porque no hay cosa más fácil de ignorar que lo que nos ha sido dado desde siempre—? El hombre enfermo busca

Esto es lo que hay

Esta es tu situación, esto es lo que hay. Quizá no te guste, quizá no sea suficiente o quizá, simplemente, estás tan acostumbrado en ir en pos de lo que no tienes que ni siquiera te detienes a ver lo que hay. Quieres controlar, dominar. La situación en cambio te muestra que todo es mutable pero tú sólo lo interpretas como está todo por controlarse. El hombre está enfermo de control, ya sea que se torture buscando formas de poner todo bajo su dominio, ya sea que se diga que alguien más tiene que hacerlo porque él es sólo una víctima en el juego de los poderosos. El hombre enfermo toma partido y se casa con la idea de que lo escogido es lo que es él mismo. Poder, voluntad, control, clarificación, dominio, seguridad, garantía, placer perpetuo, engrandecimiento, progreso, solución, fórmula, receta, procedimiento, conocimiento, supremacía, soberanía, razón, certeza… puras quimeras. Los juegos del ego en cualquier ámbito: ciencia, política, arte, espiritualidad… Y, desde luego, sus opu

No sabes lo que tienes…

Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido. ¿Cómo nos damos cuenta de lo que tenemos? Para el perdido hará falta una situación límite (de esas en que la vida está amenazada o el mundo en el que ésta está basada se ve peligrosamente alterado). Para el quejoso bastará con la suspensión temporal de su cotidianidad. ¿Pero es que tiene que ser doloroso? No, ahí está el modo de vida mindfulness . La cosa es que el hombre necio no cambia hasta que se ve obligado a hacerlo. Pero el individuo no es necio de manera gratuita, la colectividad le pone la mesa para que éste se sirva.  ¿Quién es el sensato de amar su vida y procurarla por el simple hecho de amarla, es decir, sin tener ninguna expectativa? ¿Quién es el claro de mente, el despierto, que se mira con los ojos bien abiertos y toma responsabilidad de sí mismo? ¿Quién es el iluminado que está consigo sin importar las circunstancias? ¿Quién es el valiente de experimentar para consigo el amor incondicional? Y no es que a la soc

El Carnap que hay en mí

Cuando Heidegger se estaba devanando los sesos por pensar de otra manera porque ya Nietzsche había llegado a la extrema desesperación de ver a dónde se estaba encaminado la humanidad sin darse cuenta que la desesperación lleva a la ética y la ética esencialmente no lleva a ningún lado (palabra de Kierkegaard), se apareció un tal Carnap para ponerlo en su lugar. "Oigame señor Heidegger, lo que usted dice son puras necedades, entiendo que en el arte uno pase de las leyes gramaticales y la lógica, pero usted lo que escribe difícilmente llega a arte. En pocas palabras habla de nada", dijo Carnap. "Exacto señor Carnap, tiene usted razón", contestó Heidegger entre dientes y se dio la media vuelta para ir a escribir entre sus notas que nadie lo entendía. Bueno, tengo un Heidegger y un Carnap en mí. Mi Heidegger brinca y brinca para que lo deje salir, pero mi Carnap es feroz en sus críticas y le dice a mi Heidegger que se deje de tonterías. Aunque Heidegger sabe que l

Reconstruyendo el mundo

El mundo se compone de ideas, creencias y aseveraciones. Unas funcionan como postulados que guían la búsqueda sin que nos apeguemos a ellas, otras son el estandarte con el que nos levantamos y nos ponemos frente al otro aún cuando no tengamos forma de probarlas, también están las que podemos probar dentro de un sistema acordado. Pero en realidad no hay nada certero por siempre y desde siempre. Todo el mundo es un entramado de significaciones construidas a partir del cual nos jugamos la vida.  Si toda mi percepción está guiada desde un entramado construido (no fijo ni eterno ni esencial ni fundamental), ¿por qué no construirse un mundo más amable? Una vez construido un mundo de significaciones con el cual puedo fluir, ¿por qué quiero convencer? ¿Por qué la necesidad (o necedad) de buscar adeptos? ¿Es cuestión siempre de necesitar el acuerdo, la validación, la participación? ¿Se puede tener un mundo propio o eso es sólo cosa de locos? Creo que algunos han optado por el dob